El SOP es una de las causas frecuentes de infertilidad en las mujeres. Su prevalencia es difícil de calcular, pues depende de los criterios que se adopten para su diagnóstico, aunque parece que existe cierta predisposición genética.
Sin embargo, este síndrome no es la única causa de infertilidad en las mujeres. La insuficiencia ovárica primaria, factores medioambientales, el estilo de vida y problemas físicos u hormonales suelen explicar buena parte de los motivos de la infertilidad femenina. La parte positiva es que, prácticamente, dos tercios de las mujeres con esos problemas de fertilidad pueden tener hijos con el tratamiento adecuado.
El síndrome de ovárico poliquístico es un trastorno del sistema endocrino, en el cual, se produce un desequilibrio de ciertas hormonas. Lo normal es que las mujeres que padecen esta afección presenten niveles altos de hormonas masculinas o andrógenos y de insulina.
Si has sido diagnosticada con esta enfermedad, no la debes ignorar pues puede evolucionar de manera adversa. Presenta tres fases: leve, moderada y grave. Y cada paciente debe ser tratada de forma personalizada según las características que presente.
La sintomatología puede aparecer desde la menarquía o primer período. Además de los quistes ováricos, los síntomas que definen el Síndrome de Ovario Poliquístico son:
Si no lo tratas, el trastorno puede evolucionar de forma adversa e incluso grave. Por un lado, puede causar diabetes del tipo B, enfermedades cardiovasculares, apnea del sueño, depresión y ansiedad o esteatohepatitis no alcohólica. Del otro, la ausencia de ovulación te hace estéril.
Es una enfermedad que no tiene cura, pero una vez diagnosticada y tratada convenientemente, la vas a controlar de forma satisfactoria.
No existe una prueba específica que sirva para diagnosticar este trastorno. Lo normal es que se realice tras descartar otras posibles afecciones, recabar tus antecedentes, llevar a cabo un examen físico y realizar algunas pruebas.
En el examen físico, el médico te tomará la presión arterial, explorará tu cuerpo buscando vello, acné u oscurecimientos de la piel en determinadas zonas de tu cuerpo. Puede medirte la cintura y hallar tu índice de masa corporal. También puede realizar un examen pélvico.
Otras pruebas muy útiles son el sonograma y el análisis sanguíneo. La primera permite la búsqueda de quistes en los ovarios y comprobar el estado del endometrio mediante ultrasonidos. Con la segunda, se realiza el recuento de andrógenos. Además, el médico puede querer ver los niveles de las hormonas del tiroides, así como tu colesterol o si tienes diabetes.
Por norma general, todo tratamiento del SOP comienza con un cambio en la dieta y en los hábitos. El control de peso con una alimentación saludable y la actividad física contribuyen a mejorar los síntomas de esta enfermedad. Con ello, reduces los niveles de glucosa en sangre, el cuerpo aprovecha mejor la insulina y ayudas a equilibrar el resto de hormonas. Además, si quieres quedarte embarazada, una reducción de peso facilita la regulación de tu menstruación e incrementas tus posibilidades de conseguirlo.
También existen medicamentos que contribuyen a reducir los síntomas: anticonceptivos hormonales, medicamentos antiandrógenos, metformina, etc. Aunque será tu médico o ginecólogo quien te recomiende si necesitas éste tipo de medicamentos, y cuáles o con qué cantidad.
Por supuesto que sí. Si padeces este síndrome, el desequilibrio hormonal que sufres impide que los óvulos crezcan y se desprendan. Y si no ovulas, es imposible la fecundación. Pero un tratamiento que induzca a la ovulación, además de bajar de peso, a veces, soluciona ese problema.
Aún así, hay más posibilidades a tu alcance, como la fecundación in vitro u otros tratamientos de fertilidad si todas las anteriores fallan.
El SOP y el embarazo son compatibles siempre y cuando sigas las directrices de tu médico. Para evitar problemas, lo mejor es que alcances tu peso óptimo y unos niveles de glucosa en sangre saludables antes de quedarte embarazada. Probablemente, el especialista que te lleve también te prescriba ácido fólico.
Los problemas que se pueden derivar si no inicias el tratamiento antes son: el aborto espontáneo o partos prematuros, preeclampsia o tensión arterial e inflamación, diabetes gestacional, etc.
Aunque los nombres de ambos trastornos se parezcan, no son lo mismo. El SOP es un trastorno hormonal, mientras que tener los ovarios poliquísticos es una afección meramente ginecológica. A pesar del nombre, no implica tener quistes en los ovarios, puede concurrir sin síntomas y se detecta con una ecografía. No tiene por qué implicar una mayor dificultad para quedarte embarazada y, si lo hace, el tratamiento para ovarios poliquísticos consiste en realizar alguna técnica de reproducción asistida con la que tendrás más probabilidades de quedarte en cinta.
En primer lugar, si has sido diagnosticada de SOP o de ovarios poliquísticos y quieres quedarte embarazada, no te agobies. Ponte en manos de una buena clínica de fertilidad y sigue las indicaciones de los especialistas. Ellos te irán guiando en cada fase para conseguir tus objetivos.
En segundo lugar, no confundas tener el SOP con padecer de ovarios poliquísticos. Los nombres son muy parecidos, pero las afecciones, completamente distintas.
Y por último, si tu diagnóstico es el del síndrome del ovario poliquístico, tanto si deseas tener hijos como si no, no demores el ponerte en manos de los especialistas para controlar los síntomas y detener el trastorno. Con una vida sana y la medicación adecuada en tu caso particular, lo vas a conseguir.
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