A pesar de las múltiples advertencias sobre su efecto perjudicial, fumar es todavía un mal hábito altamente extendido en la sociedad actual. El tabaco siempre es nocivo y la salud reproductiva no es una excepción aquí. Los componentes de los cigarrillos repercuten de manera dañina en la fertilidad, tanto masculina como femenina.
Por un lado, la capacidad ovocitaria y embrionaria de las mujeres fumadoras es peor que la de aquellas que no consumen tabaco. El proceso de maduración de los folículos se ve afectado de manera negativa por las sustancias del cigarro. Tanto es así que la fertilidad se compromete hasta el punto de poder ser comparable con tener diez años más.
Precisamente, la edad es uno de los factores más importantes para ser madre, pues a partir de los 40 años las posibilidades se reducen considerablemente y aumentan los riesgos para la salud del bebé. Además, la vida reproductiva se acorta en las fumadoras a quienes generalmente se les adelanta la llegada de la menopausia.
En el caso de los hombres, los consumidores habituales de tabaco presentan una peor calidad del semen y la movilidad de los espermatozoides es mucho más lenta. Esto se traduce en un aumento de las dificultades para lograr la concepción, dadas las lesiones que se producen en los gametos masculinos como consecuencia de las sustancias tóxicas de los cigarrillos.
Demostrado empíricamente
Existen diversas evidencias científicas que demuestran que fumar perjudica gravemente la fertilidad de los hombres y de las mujeres y, por lo tanto, reduce bruscamente las posibilidades de experimentar la maternidad y la paternidad. Lo ideal es aparcar este mal hábito y optar por una vida saludable, a base de una dieta equilibrada y de ejercicio moderado.